El machismo y el lenguaje. Parte II: machos y…
En mi primer post sobre este asunto, hablaba de cerdos y cerdas. La conclusión a la que quería llegar es que acusar al lenguaje de ser sexista no tiene fundamento. Porque, efectivamente, no es el lenguaje lo que hace que interpretemos “erróneamente” un determinado mensaje, sino el contexto y el entorno.
Sigamos hablando de animales y excursiones, pero esta vez imaginemos que Manolo, Ana y sus compañeros han ido al zoo (perdón por el ejemplo, amantes de los animales en estado libre). ¿Os parece sexista esta conversación?
—Bueno, chicos. ¿Qué queréis hacer ? Como ya estuvimos en la granja, creo que no es necesario que volvamos a ver a las vacas, así que centrémonos en el resto. ¿Empezamos por las tortugas?
—Es que las tortugas son muy sosas. Creo que prefiero los osos.
—¿Osos? Ay, no, que me dan mucho miedo. ¿Qué tal si vemos el espectáculo de delfines?
—¡O las aves rapaces!
Si te ha parecido sexista, por favor, deja de leer este blog inmediatamente.
Ahora que nos hemos quedado solo los que no creemos que este diálogo sea sexista, analicemos los animales que se citan en él.
[Antes que nada, aclaro una cosita. Que el lenguaje no sea sexista no quiere decir que los usuarios del lenguaje (hombres y mujeres) no lo sean. Daré la razón a las feministas y aprovecharé para atacar a la RAE utilizando mi mismo ejemplo, pero lo haré más tarde, que si no pierdo el hilo].
“Vaca” (la vaca, femenino) se refiere específicamente a la hembra, y tiene una función concreta en la granja que no tiene el toro (lo siento, por ahora ningún humano bebe leche de toro).
“Tortuga” (la tortuga, femenino) se refiere a toda la especie, y no nos importa que sean machos o hembras.
“Oso” (el oso, masculino), con estos pasa lo mismo: si te va a atacar uno de ellos o ellas, mi consejo es que corras sin mirarle los genitales.
“Delfín” (el delfín, masculino). Para hablar de un miembro de esta especie, nunca dirías “el delfino” o “la delfina”, ¿a que no?
“Ave” (el ave, femenino) Aquí resulta que aunque el nombre genérico sea femenino el artículo cambia en singular a masculino.
Resulta un tanto curioso. De estos ejemplos, el único que claramente viene marcado con la “o”, que se asocia habitualmente al masculino, tiene una versión femenina (existe “la osa” pero no “el tortugo”).
Bien. Como todos ellos son animales, quitando el tema de reproducción, a la gente común que va a verles al zoo le da igual que sean machos o hembras. Y cuando hablamos de tortugas, osos, delfines y aves nadie se preguntará por qué no incluimos a los dos géneros al hablar de ellos (es que en realidad los estamos incluyendo). Porque sería absurda la misma conversación en estos términos, ¿a que sí?
—Bueno, chicos y chicas. ¿Qué queréis hacer ? Como ya estuvimos en la granja, creo que no es necesario que volvamos a ver a las vacas, así que centrémonos en el resto. ¿Empezamos por las tortugas macho y las tortugas hembra?
—Es que las tortugas macho y las tortugas hembra son muy sosas y sosos. Creo que prefiero los osos y las osas.
—¿Osos y osas? Ay, no, que me dan mucho miedo. ¿Qué tal si vemos el espectáculo de delfines hembra y delfines macho?
—¡O las y los aves rapaces!
Pues con los humanos pasa exactamente igual. O debería. Si no importa el género de una persona o animal para que la conversación tenga sentido, no hace falta especificarlo. Se llama “economía del lenguaje”. Y, de hecho, hacer la distinción es lo que a esta humilde lingüista le parecería sexista, porque implicaría que por ejemplo a la hora de hacer un determinado trabajo los hombres y las mujeres somos diferentes. ¿En serio es eso lo que queremos? ¿En serio el feminismo va a combatir así la desigualdad de género?
Para culminar, y porque las cosas no son blancas ni negras, voy a admitir que he hecho un poco de trampa. Pensaba poner las definiciones de la RAE para ilustrar mis ejemplos, pero me lo he pensado mejor al tropezar con esta piedra:
Sí, amigos, para la RAE la vaca no es un animal que nos da leche, es principalmente “la hembra del toro”, del cual ellos mismos dicen lo siguiente:
No voy a decir nada más sobre el asunto. Solo volveré a preguntar por enésima vez: ¿Dónde está aquí el machismo o el sexismo? Espero que haya quedado claro que en el lenguaje no.
Pero por si acaso… ¡Nos vemos en el próximo capítulo de la serie!